No somos una ni dos las mujeres que nos atamos a relaciones destructivas sin futuro.
A lo largo de los años son muchos los ámbitos que las mujeres hemos conquistado: la independencia económica, la igualdad de condiciones (por la que aún seguimos luchando), el derecho al sufrágio o decidir cuando y con quien tener hijos y casarnos. Son pequeñas victorias que a los ojos de los hombres muchas veces no representan relevancia, pero en cambio para nosotras significa mucho, nadie ha regalado nada a las mujeres a lo largo de la historia, ¡nos lo hemos ganado todo solitas!
Sin embargo esa fortaleza brilla por su ausencia en otros terrenos como por ejemplo en el amor.
Todos conocemos a alguna mujer que no es querida como debería, que se merece mucho más de lo que tiene, que se encuentra eclipsada a una relación destructiva de la que no sabe como salir...
Mujeres cuyos lamentos resuenan en un mundo que otras muchas dan por conquistado.
Muchas quizás vivís esta tragedia (me permito la licencia de llamarlo así por que es como una especie de enfermedad terminal que se apodera de tí lentamente), otros sin embargo no lo vivís de primera mano pero conocéis a muchas personas que si que lo sufren y no entendéis sus pensamientos o su manera de actuar, por ello en este blog quiero adentrar en este mundo, quiero desgranar el corazón y la razón de estas mujeres, elementos que se enfrentan constantemente en una auténtica batalla campal en la que prácticamente el 98% de los casos es vencida por el corazón, quedando la razón en un segundo plano.
Estoy segura que más de una se va a ver identificada con lo que explicaré, no solo identificada sino también comprendida porque como decía anteriormente: se trata de una enfermedad incomprendida, tan solo los que la padecen pueden llegar a entender el porqué de ciertas actuaciones o ciertas posiciones.
Os recomiendo que me sigáis y que recomendéis este blog a todas aquellas personas que sufren este 'mal de amor', incluso también a aquellas que luchan por intentar, sin éxito, comprender a una persona querida.
Yo estoy viviendo esa enfermedad terminal...
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